La inspección sensorial es fundamental en el mantenimiento industrial, ya que permite detectar fallos simples pero potencialmente graves mediante la observación directa. Observar fugas, ruidos, corrosión, cables sueltos, vibraciones y estados de válvulas o cuadros eléctricos ayuda a mantener la integridad de las instalaciones. Esta práctica sencilla y efectiva revela el estado real de una planta y demuestra si el mantenimiento es adecuado. La falta de inspección convierte los defectos en parte del paisaje, evidenciando abandono y desidia.
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